lunes, 6 de abril de 2015

El Cielo Azul de la Alpujarra Granadina.



El inicio del trayecto comenzó con una puntualidad “andaluza”, el bus que nos llevaba a la alpujarra tuvo un retraso de veinte minutos. Los integrantes de la travesía eran usuarios del hospital de día y miembros del centro de día de Faisem. Los compañeros de viaje estaban nerviosos por llegar al final del trayecto, la ruta que cogió el chofer del bus fue Motril, Beznar-Lanjarón, hasta llegar a Bubión donde empezaba nuestra excursión. Se hizo pesado el trayecto de ida porque cogimos el camino más largo.

Había un sol que brillaba en el cielo hasta llegar a Bubión, los compañeros estaban exhaustos por fumarse un cigarrito y aplacar el nerviosismo del viaje. El fondo norte del autobús estaba más animado que el resto durante el trayecto y un compañero se arrancó a rapear. Cuando llegamos a dicha aldea hicimos una parada estratégica. El paisaje que teníamos delante era de un esplendor maravilloso. El pequeño pueblo de Bubión con sus calles estrechas y angostas magnificaba el esplendor del día que íbamos a pasar en la zona.


Cogimos la ruta que nos llevaba a Pampaneira desde Bubión, una ruta de senderismo llamada “barranco de Poqueira”, eran sobre las doce y media de la mañana, era una ruta campestre de dificultad alta (algunos compañeros no lo veían tan difícil), sobre todo por el estado lamentable del piso, que estaba compuesto de un pedregal y había que tener cuidado en su descenso, pero el encanto paisajístico anulaba toda dificultad del mismo. Cuando llegamos al pueblo de Pampaneira eran cerca de las dos de la tarde y el hambre empezó aparecer. El pueblo era encantador con sus casas de artesanía variada: cerámica, utensilios de esparto, etc.

Tocaba comer y el restaurante estaba preparado para ofrecernos sus ricas viandas. La comida era exquisita, sobre todo el plato alpujarreño, pero sin despreciar la sopa de almendras que también estaba deliciosa, así como el postre de gachas dulces. El restaurante estaba conformado por una coqueta casa al estilo de la zona, con una terraza de espectaculares vistas.


Para concluir este escrito quiero añadir que la zona merece la pena visitarla, por su riqueza paisajística y sus costumbres que le hacen ser un gran valor cultural y que hay que proteger para futuras generaciones.


Muchos compañeros destacan la importancia de salir de excursión y no quedarnos “encerrados” en la rutina del día a día, otros destacan lo buena que estuvo la comida, la belleza de los paisajes y el ejercicio físico realizado de forma más animada gracias a los compañeros y a las vistas que ofrecía la ruta de senderismo. Si quieres ver más fotos pincha AQUI




Autor: Francisco Javier Moreno Medina.

3 comentarios:

  1. Muy chulas las fotos. Salir de excursión es lo mejor de la primavera! Un saludico y a disfrutar

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  2. Qué bien nos sientan las salidas, ¿verdad? Como decís, aparte de para ver sitios bonitos y comer rico rico, es una forma de romper nuestro aislamiento y nuestra rutina y relacionarnos con lo que nos rodea. Romper muros, abrir la mente... Nosotros salimos todos los miércoles, aunque no siempre tenemos el cielo azul del que presumís vosotros!! Un saludo

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  3. La verdad que aquí suele hacer siempre buen tiempo... la verdad que salir de la rutina al aire libre sienta bien a todo el mundo,aquí hemos hablado sobre ello y aunque sabemos que sienta bien a veces los miedos no nos dejan relacionarnos con nuestro alrededor todo lo que quisiéramos, y otras veces la pereza pude con nosotros y preferimos la seguridad de lo conocido que lo que nos pueda ofrecer una actividad nueva.

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