viernes, 6 de noviembre de 2020

 

La locura


Del mundo

en todo su ancho

no habrá quien derrote

a Don Quijote y Sancho


La locura es la máxima expresión del sentido de la vida.


Cierto que te golpea y derrumba, en un inacabable sufrimiento de días donde lo cotidiano se rebela como un tormento de imposibles tareas, cuando la realidad derriba en lo monótono, en una abulia de melaza y derretida exasperación.

Cierto que te torna en indefensión, y en la culpa de saberse diferente, arrancado sin razón de la fiesta en la que los otros celebran sus quehaceres y en la cual estás obligado a permanecer como extranjero de todas las culturas, ajeno a cualquier ansiada individualidad compañera.


Pero se ve. Por momentos se ve claro.


Momentos de fusión con el Universo, de contemplar amaneceres, atardeceres y la Luna majestuosa, donde se revela la delicadeza de la Naturaleza, la experiencia más real que cualquier historia, que cualquier pasión.

Donde la tiranía de lo usual resulta risible, ante el desvelar de una verdad íntima que trastoca y conmueve en tu fragilidad, un momento sublime en que sientes ser tú, puramente, ante la grandeza de la vida ante ti, y se muestra tu andanza auténtica y plena, tu singular camino, especial e irrepetible, como un regalo único y poderoso al corazón, que bombea feliz al saber que has venido a esta tierra a traer algo especial, una preciosa forma de mirar, de soñar, de percibir y amar, otorgando, incomprendidamente tal vez, pequeños atisbos a tus hermanos y hermanas de que el sinsentido y la divinidad van de la mano, que hay algo de absurdo en todo esto que compartimos, y nos acerca en comunión a esas rendijas de luz por las cuales aparece en un destello deslumbrante la chispa de Dios. 


Y todo se queda más tranquilo, con el abrazo de los locos que se encuentran, redimida su tristeza en la infancia renacida al estallido repentino de su risa.



Autor: Víctor.

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